jueves, 17 de enero de 2013

Egoísmo.


Solo un sueño se hizo realidad. Esta noche soñé que te perdía y te he perdido. Solo por no saber escucharte esta vez. Esta vez me pasé de egoísta, y no sé si fue contigo, conmigo, con todo. Simplemente no lo sé. No quiero seguir adelante con la vida como la conozco sabiendo que he perdido la vida como la conozco. No quiero caer en la locura de soledad. No quiero que se asome por encima de la pared. No quiero enloquecer en su presencia. No quiero morir en tu ausencia.

miércoles, 2 de enero de 2013

Oda al silencio.


Labios sellados, nada entra, nada sale. No dice nada la puerta cerrada y la ventana no deja entrar el viento. No sabes lo que hay fuera, sólo sabes lo que hay dentro. Cuánto tiempo ha pasado desde que escuchaste la locura del silencio, que el reloj, con sus labios cerrados, no te lo quiere decir. Tanto silencio hace hoy, como si fuese el clima, que el pasar de los segundos no hace sonido alguno al dar vueltas con sus agujas. Ni los pajarillos se atrevieron a asomarse es mañana, calmada, sola y triste, y en silencio.
¿Escuchaste eso? Claro que no. Es el silencio, que se pasea de rincón a rincón, en tu habitación y en tu mente. Personaje que se apodera de lo que sientes y te hace solo pensar en él. Guionista de tus pensamientos y director de tus andares de esta eterna noche. Caminante de Kilómetros y autor de poesía desafinada, como la canción desesperada. Tanto artista y tan poco material, en eso parece basarse este maestro de distintas materias de enseñanza. Poco estilo, mucha sustancia, más silencio.
Se enciende la llama en el fondo del cuarto, y no se escuchan los gritos de la vela al ser incendiada, ni los gemidos de la mujer al ser devorada por aquél que no quieres sea su depredador. Puedes ver, pero no a los lados de lo que no ves, pues está más oscuro este silencio que tener los ojos cerrados en la penumbra de mi rincón. Ni la Luna es suficiente brillo para este oscuro pasar. Y no me quiero levantar a caminar en silencio, que es lo que le queda al alma, y a la calma esta noche, abordada de silencio.
A pesar de todo lo que una vez escuché, no supe que hacer ante tanto silencio más que seguir callado o sollozar de risa para mis adentros. Intentar brillar por la ausencia de algunos sentimientos y gritar con los labios cocidos por el humo del cigarrillo el nombre que tanto quiero pronunciar, que estaba presente en ese momento, y que su presencia multicolor traía una conversación. Estaba de más llamar a alguien más, pues si nadie más puede escuchar, ¿Cómo asegurar que lo dije? Para este momento, estoy loco, pero sigo en silencio.
Necesito voltear y mirarte a la cara. Tus ojos oscuros no brillan porque hoy la Luna está en mi cama. Tu cabello está confundido con la oscuridad y tu respiración calmada es mi locura. No puedo tenerte callada entre tanto silencio, y quiero alterar la calma de la oscuridad haciendo brillar tu presencia. Ya está bueno de leer tus movimientos, y me toca ser la noche, ser un animal, y lanzarme sobre tu calma, sobre tu cuerpo, sobre tu pecho y causar un alboroto en tu ser, pero, en silencio.

No hagan ruidos, ya no estamos durmiendo, en silencio.