Hay una mezcla de sabores en mi boca y de colores en mis
ojos. Veo el matiz del viento colarse entre las paredes de los edificios y a
veces puedo saborear mi vida entre mis dientes cuando los acaricio con mi
lengua, y tienen un sabor a chocolate, café y nicotina. Un exquisito delirio de
saberes paseándose por mi mente me hace recordar tiempos en los que dependencia
era el pan de cada día y ausencia era el acompañante de esa comida. Dependencia
en el desayuno y soledad para rodar.
No recuerdo bien cómo era que hacíamos él y yo antes para
poder convivir tranquilos. Tal vez era por todas las distracciones que
encontrábamos a cada momento, que no nos hacían pensar que los silencios eran
incómodos. Todo eso empezó, pienso yo, el día en el que encontré esa cajetilla
en el buzón, con mi nombre, con su olor. Y vaya que sabor, y vaya si no me
sentí grande. Ese día, nos separamos por completo. Ese día, dejamos de
encontrar silencios incómodos, sino silencios eternos.
Y no sé, si años después, luego de haber vivido la soledad
acompañado de ti, llegó el día de la venta. El día en el que formalicé mi
contrato con el infierno, por un montón de pesos, dólares, soles, lunas y
estrellas, para dejar de ser lo que en ese tiempo era, y convertirme en otro
ser. Ser otra esencia, y dejar atrás un mundo en el que vivía más de una vida,
no por máscaras, sino por los escenarios. Cambiarlos a todos por un uno, por
una uno. Por un amar. Por un dejar de estar conmigo, y compartir el universo
que me habían dado por mi ser.
He olvidado todo, porque ya nada me importa. No recuerdo
cómo era mi vida esos cuatro años atrás en el que mis perfumes fueron cambiados
por unas caricias, mis ojos por unas miradas y mi voz por una conversación. No
recuerdo si vivía mejor, no recuerdo si encontraba más que hoy. Lo que recuerdo
es que, cuando tenía alma, cuando tenía olor, no tenía estos sabores amargos en
mi boca. No tenía esta salinidad en mis ojos, ni este peso en mis hombros, ni
esta cicatriz por sonrisa. Tenía un ser, y, lo vendí por unos caramelos ácidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario