Soy más, soy menos.
Soy nosotros, soy
ellos. Soy lo que somos, soy lo no seremos.
Soy la vida eterna, y el no nacer.
Soy lo que evitas, y lo que quieres hacer.
Soy tu mejor amigo
y tu peor enemigo. Soy tu salvador, soy tu asesino.
Soy eso que amas, que sabes
odiar.
Soy tu salvación y de lo que quieres escapar.
Soy tú, y a la vez
yo. Soy lo que te hace reír, y lo que rompe tu sonrisa.
Soy la cuerda que te
soporta, y el cuchillo que la corta.
Soy más de lo que soy, soy menos de lo que
seré.
Soy tu mundo y tu
espacio a la vez. Soy todo lo que eres, también lo soy al revés.
Soy todo lo
que quieres, también lo que repudiaste una vez.
He sido una pieza, y el tablero
de ajedrez.
No sé si ser tu
suelo y tus pies, o tu empujón y verte caer.
Hay veces que pretendo ser tu
alivio cuando soy tu dolor.
Hay veces que soy tu reflejo, y otras veces soy
nosotros dos.
A veces me vuelvo
la muerte y decido matarte, luego me convierto en dios, para salvarte.
Otras
veces me vuelvo el silencio atrapante, y otras, la canción que despierta.
Hay días que soy
tantas cosas que no sé que soy.
No sé si el ganador o el perdedor, pero, a la
final,
suelo ser más que el amor y el odio en un pincel.
Y hoy, esta noche,
soy la soledad que revienta a cantaros en la ventana,
y el silencio de los
lobos disfrazados de corderos,
que comen a gusto de la sangre de tu cuerpo.
Está brutal de más... soy adicción a tus letras.
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