martes, 28 de agosto de 2012

De nombre adaptado. "Lucía."

"Le bastaba abrir los brazos para tener la medida de la ternura y el lazo que une la muerte con la vida, a Lucía.
Heredó de la mañana su condición de paloma, y volaba muy bajito para mirarse en su sombra, Lucía.
Festejaba el cumpleaños de la Luna día a día, y se tomaba la noche, y se tomaba la vida, y se tomaba los tiempos y los vientos de los montes, y se tomaba de un trago el silencio de los hombres, Lucía, la viva. Si hubiese tomado vino en lugar del horizonte cuánto menos hubiera vivido... cuánto menos hubiese soñado... cuánto menos la hubiese querido... cuánto menos la estaría extrañando... a Lucía. La viva. La mía... si es que el amor da alguna propiedad.
Era tanta la alegría y la vida de Lucía que tenía un mundo propio porque en este no cabía. Tenía una casa verde adentro de la poesía, poblada de mariposas en lugar de la cocina, Lucía tenía, y yo lo sabía. Tenía 500 años de puro desprejuiciada y una existencia sin puertas pero un montón de ventanas.
Un día cerró los libros y abrió contenta la vida, nadie entendió su alegría, y ella volvió a ser hormiga, Lucía. Hormiga.
Se voló de mi mano de la misma manera que hace un tiempo y dos veces en mis brazos caía. Se voló de mi mano pero yo ya sabía que la Paz es viajera, como las golondrinas. Eso sí que lo sabía. Y me pregunto. ¿A dónde irán las palomas cuando se sienten muy viejas? ¿O será que no envejecen? ¿O pasan a ser estrellas?
¿A dónde irán las palomas cuando ya no son hermosas? ¿O al igual que las mujeres se esconden por vanidosas?
¿A dónde irán las palomas que nunca me dejan pena? ¿O es que yo las continúo en todas las cosas buenas?
¿A dónde ha ido Lucía que mi alma ya no la llora? ¿O es que son la misma cosa el amor y las palomas?"

miércoles, 15 de agosto de 2012

Andar y parar, pero, ¿Qué estamos esperando?


Tu cuerpo ha caminado constantemente.
Esos ojos que antes no miraban a la oscuridad han comenzado a hacerlo por querer a lo desconocido.
Tus labios que antes besaban a la vida sin problemas ahora besan la muerte con lujuria.
Tus manos que antes perseguían su espalda dejaron de tener rumbo, y ahora se quedan acostadas.
Tu camino ha dejado de ser cierto para volverse un juego al azar en el que te equivocas sobre las cartas que llegarán.

Abrazaste con tus brazos sin fuerzas la idea de que nada es cierto. Y luego lo soltaste para entrar a un nuevo lugar.
Caminaste en círculos por décadas en un desierto infinito, creyendo que algo te esperaba cuando dejaste de andar.
Al ver que no veía por la niebla de sus emociones te adentraste en su búsqueda, sólo para perderte, para perderlos, porque la niebla se comió sus ojos.
Te llenaste la boca de despojos, de palabras vacías, y seguiste dando un discurso repetitivo y sinfín sobre cómo todo es mentira. Excepto tu ceguera, sordera y falta de voz.

En su partida se llevó todo de ti, y lo que dejó fue dolor. Dolor a ti, dolor a tu valor, haciéndote creer que vales menos, cuando eres el centro del valor en sí.
A llevarse tu voz cambiaste tus palabras. Al llevarse tus ojos miraste a los espejismos de felicidad. Y al poblar tus oídos de frases ilusorias dejaste de escuchar a quienes de verdad te hablaron.
Cambiaste la mayor parte de tu vida por creer que así te liberarías. Y esperaste a que cayera de una altura gloriosa para poder levantarlo, en lugar de ayudarlo a seguir subiendo.
Perdiste la gloria y la eternidad aun no llega. Pero no debes preocuparte, pues tienes la eternidad para esperar a que llegue.
Puedes seguir andando aunque sepas que te has perdido, pero no importa, en lo misterioso y desconocido encontrarás un camino.
Y al final, ese camino te ha de llevar a la página que tiene lo que quieres leer. Y luego de eso, podrás dejar de caminar tanto y acompañarnos en mi eternidad, y al final dormir en Paz.

Extrañamos verte dormir.

jueves, 2 de agosto de 2012

Preferencias.


En las noches melancólicas prefiero pensar y pensar. Y en lo único que pienso cuando la luna es mi techo es en la luna a la que solía escribirle, las cosas que solía decirle y las anécdotas que solía contarle, o en aquellas otras noches que no hacía nada más que admirarla y admirarla como un perdido admira el camino a casa.
Las siguientes mañanas son las puertas a mis nuevos encuentros. Son muchas puertas abiertas y una llave para una cerradura que no he encontrado. Aunque prefiero no abrirla ya que aún no ha llegado la mañana en la que pueda vernos a los dos en el espejo. O ver hacia arriba y que no haya sol, solo tú y yo y lo días venideros.
Las tardes son mis acompañantes favoritos del día. Van conmigo a donde vaya aunque no importe donde sea. Me siguen y tienen por seguro que no sé dónde me dirijo. Prefiero ir andando en ese camino inseguro y sin rutina, pues lo seguro no tiene misterio. Y quién sabe, tal vez si no sigo tu camino te encuentre.
Prefiero dejar la vida fuera de mi casa y que salte como bailarina entre cantos de armónicas. Mientras yo juego póker con altas apuestas con mis recuerdos y mi mente. Usando la almohada como una mesa y apostando el deseo de sentir sus labios y la salud de mi pensamiento en cada derrota. Prefiero jugar así, que vivir sin sus besos.
La muerte es eso a lo que no tememos los que vivimos sin vivir. El destino no es existente pues prefiero escribir mis propios pasos. Al final no creo en la vida después de la muerte pues cuando muera prefiero estar perdido en la nada que volver a vivir en un mundo vacío de sensaciones. Sé que eso será si vuelvo a la vida a vivir sin ella. Prefiero perderme que un segundo más sin ella.